Antes de la pandemia, los adultos mayores ya eran más propensos a estar solos o aislados socialmente. A medida que los adultos envejecen, pueden perder a familiares o amigos, vivir solos o enfrentarse a una multitud de factores que pueden contribuir a que se sientan menos conectados.
Ahora, en estos tiempos de distanciamiento social y cuarentena, los ancianos son aún más vulnerables a la soledad y al aislamiento. Dado que corren un mayor riesgo de enfermarse gravemente después de contraer COVID-19, muchos hospitales, residencias para ancianos e instalaciones de vida asistida han implementado normas y procedimientos para proteger a quienes corren mayor riesgo, incluyendo restricciones en las visitas.
Cuando fue hospitalizado en febrero, el anciano Larry Weiss experimentó esta limitación. Durante una parte de su estancia de un mes, sólo se le permitía una visita al día por alrededor de una hora, ya que el hospital acababa de implementar esa política.
“Eso fue muy duro, así que lo entiendo”, expresó. “No tener la posibilidad de que vengan familiares o amigos o parientes de ninguna manera, es difícil, especialmente durante la pandemia. Y la gente está muriendo, y puede que nunca vean a sus parientes”.
Y este tipo de aislamiento no está restringido sólo para quienes están en centros de salud. Algunos ancianos, como Tod Sherman, lo han estado sintiendo como producto del distanciamiento social también.
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La porción de este artículo se ha compartido como parte de nuestra colaboración con This Is Reno. La versión se publicó originalmente en inglés el miércoles, 19 de agosto. La periodista Bianca Wright es alumna de Noticiero Móvil y esta historia fue producida con el apoyo editorial de la periodista Jenny Manrique.