El 6 de junio de 2020, Montserrat Vásquez Ruiz habría entrado en un salón de baile lleno de luces brillantes y rosas. Con decoraciones inspiradas en La Bella y la Bestia por todo el recinto. Llevaría un vestido de baile de color burdeo con delicadas flores de encaje.
Sin embargo, lo que iba a ser un día de celebración, se convirtió en un día de encierro y aislamiento debido a la pandemia de COVID-19.
“Al principio, no le di mucha importancia. No presté mucha atención a las noticias. Así que no pensé que tendría un impacto tan grande en mi fiesta de cumpleaños”, dijo Vásquez.
En muchas comunidades latinas, el celebrar una fiesta de quince simboliza la transición de niña a mujer. Según Noelia Ruiz, mamá de Vásquez, era importante que su hija tuviera una fiesta de quince porque querían continuar con la tradición.
“Estando en Estados Unidos, [a veces] nos olvidamos de todas esas tradiciones que tenemos en México y como que te alejas de ellas”, expuso Ruiz.
Mientras que Vásquez no llegó a celebrar su fiesta de quince, otras familias decidieron tener una fiesta con distanciamiento social durante la pandemia. Eduardo Velásquez, de 12 años, fue chambelán de una quinceañera el verano pasado. Le regalaron máscaras que combinaban con la temática de la fiesta.
“Fue un poco incómodo ver a todo el mundo con máscaras, y no poder ver sus caras completas”, dijo Velásquez.
La industria recibe un duro golpe por COVID-19
Según Kim Gamez, la presidente ejecutiva y fundadora de Mi Padrino, un sitio web basado en Michigan que se dedica a ayudar a las quinceañeras a planificar su gran día, en el 2019 se estimó que hubo 500,000 quinceañeras en Estados Unidos. En 2020, esa cifra se redujo drásticamente, disminuyendo el tráfico al sitio web de Mi Padrino – que contiene listas de proveedores a nivel nacional que las familias pueden contratar para las elaboradas celebraciones – en casi un 75%.
En la industria de las fiestas de quince – como para las bodas – participan las tiendas de vestuario, los salones de banquetes, los DJ, los fotógrafos, los peluqueros, maquilladora y muchos más. Hay entre 20 y 30 proveedores que ayudan a organizar un solo evento. Según Gamez, estas fiestas pueden costar entre US$10,000 y US$25,000 dólares.
“La pandemia fue realmente dura para nuestra industria”, dijo Gamez aunque añadió que algunas familias se adaptaron de forma creativa a la situación hasta incorporando el streaming de video en vivo. “También los recuerdos, por ejemplo. En lugar de un rosario, van a recibir un desinfectante de manos.”
Pero para la tienda de vestuarios Creaciones Vevi’s en Reno, Nevada todas las quinceañera desaparecieron en el 2020.
“Estábamos acostumbrados a tener al menos un evento cada semana la temporada de verano y el año pasado ninguno. Ningún evento en todo el año”, dijo Verónica Gómez, la gerente general de Creaciones Vevi’s que también se especializa en paquetes para quinceañeras. Ella se vio obligada cerrar sus puertas durante unos tres meses en el 2020.
Aun así, Gámez, de MiPadrino, confía en que el sector se recuperará rápidamente debido a toda la “demanda reprimida”.
“No sólo se aplazaron las bodas hispanas o quinceañeras sino todo tipo de eventos como los bar mitzvá y las fiestas de aniversario. Todo el mundo quiso celebrar, pero no pudieron hacerlo el año pasado”, dijo Gamez. “Los vendedores que pudieron sacar adelante su negocio, ahora se están recuperando de un año descanso. [Pero] este año trabajarán el doble”.
A inicios de año, Vásquez participó en un concurso organizado por Mundo Latino, una tienda local de quinceañeras de Reno. El ganador del primer lugar tendría todo pagado para su quinceañera. Vásquez fue la ganadora pero el premio ya quedó en el olvido.
Ahora “[si COVID lo permite,] solo vamos a tener una pequeña cosa aquí en mi casa. Si sucede algo y no podemos hacerlo en el salón, probablemente pediré mi vestido e invitaré a un par de amigos y mi familia”, concluyó la jovencita.
Esta historia fue producida por María Palma y Jessica Romo para Noticiero Móvil.