Nettie Oliverio no pudo ver a su marido Tony en sus últimos momentos.
Estuvieron casados durante 43 años. Nettie no pudo recordar que a lo largo de todo su matrimonio, hubiese un momento en el que estuvieran separados más de unos pocos días. Pero en junio, tuvo que tomar la difícil decisión de enviar a Tony a un centro de cuidado de la memoria porque su demencia estaba empeorando.
Después de dos semanas y media en el centro, Tony contrajo COVID-19. Murió cuatro días después.
Y todo el tiempo que estuvo allí, Nettie no pudo visitarlo.
“Cuando falleció, ni siquiera pude ver su cuerpo porque era COVID positivo. Así que fue incinerado sin que yo lo viera en absoluto”, dijo. “Sé que se ha ido … tengo sus cenizas aquí, pero porque nunca lo vi en el hospital … y nunca lo vi deteriorarse … mi psique todavía no reconoce eso”, dijo la viuda.
Experiencias como esta se han vuelto más comunes recientemente. Debido a que la mayoría de los hospitales e instalaciones especializadas no permiten visitas en un intento de reducir la propagación de COVID-19, muchas familias han pasado semanas sin ver a sus seres queridos.
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La porción de este artículo se ha compartido como parte de nuestra colaboración con This Is Reno. La versión se publicó originalmente en inglés el 28 de agosto. La periodista Bianca Wright es alumna de Noticiero Móvil y esta historia fue producida con el apoyo editorial de la periodista Jenny Manrique.