En la dicotomía del cine latinoamericano, hay pocas cintas que exploran las secuelas de los Disturbios Zoot Suit de la década de los 40tas. Se trata de una serie de violentos enfrentamientos entre jóvenes contra militares y ciudadanos estadounidenses que revolucionaron la presencia de los latinos en Estados Unidos y generaron una identidad única para los mexicano-americanos.
Esta identidad chicana se refiere a gente nacida en EE.UU. de herencia mexicana y quienes rechazan una imagen anglo. Se hizo prevalente en la década de los 70s debido al movimiento chicano para defender la igualdad de derechos. Se reforzó en la década de los 90s, cuando aquellos nacidos de luchadores por la libertad continuaron la misión de sus padres para definir su propio estilo, arte, y vernáculo exclusivo a ellos.
Con este entendimiento, solamente hay una película que abarca de manera excelentemente la cultura chicana revolucionante: Mi vida loca.
La trama
Mi vida loca (Allison Anders, directora, 1994) es una película increíble que capta la elegancia de la cultura chicana en los años de los 90, mientras que al mismo tiempo, amplifica la brutalidad de la violencia pandillera.
En la película, hay varias viñetas de diferentes personajes que abarcan varios aspectos de la vida chicana en Los Ángeles y la necesidad de involucrarse en las pandillas para sobrevivir. Desde la rivalidad y reconciliación de los personajes de Sad Girl (Ángel Avilas) y Mousie (Seidy López), las disparidades de género entre los grupos de locos y las locas, hasta la revitalización del amor en el barrio en contraste a otra películas de la época.
Sobre todo, Mi vida loca lucha contra los varios estereotipos en las películas latinas, especialmente aquellas de machismo y la idea de que las mujeres son débiles. Además, Mi vida loca rejuvenece los conceptos de familia también, especialmente cuando aquellos en pandillas pierden a sus familiares biológicos y se encuentran en el consuelo de otras personas.
La película es una representación intemporal de la comunidad mexicana americana y los desafíos que enfrenta, concluyendo con una secuencia que verifica la angustia de la violencia pandillera.
La presencia de las mujeres en la cultura chicana
Un aspecto de la película que actúa como la fundación para las acciones de los personajes, es la relación entre Mousie y Sad Girl.
El problema que surge entre ellas toma forma en Ernesto (Jacob Vargas), el novio de Mousie y el padre de su hijo. Él engaña a Mousie con Sad Girl, y en vez de ellas culpar a Ernesto por su infidelidad ambas mujeres culpan a la otra dejando que un hombre infecte la amistad de niñas que tenían. Este odio provoca que se peleen, con la anticipación que unas de ellas moriría. Una tragedia, pero es anticipada en estas comunidades patriarcas.
Aunque no se presenta explícitamente en la película, los locos tienen más influencia que las locas, y ellas doblan la rodilla ante el capricho de los hombres. Esto es precisamente la razón por el cual Giggles (Marlo Marron) fue mandada a prisión. Ella siguió el ejemplo de Creeper y él resultó siendo asesinado y Giggles cumpliendo cuatro años de cárcel. Por lo tanto, esto explica por qué Mousie y Sad Girl se amenazaron mutuamente y no a Ernesto.
Sin embargo, no importó al final porque la conducta machista de Ernesto hacia las mujeres resultó en su muerte. Específicamente, fue asesinado por una clienta que le estaba haciendo favores sexuales a cambio por drogas. Ernesto le fue infiel a Mousie, le fue infiel a Sad Girl, y tomó orgullo de su influencia sobre las mujeres blancas. Aunque esto no justifica su muerte prematura, es claro que su machismo lo provocó.
Regresando al personaje de Giggles, su presencia actúa como la claridad que las dos mujeres necesitaban. Giggles es el ejemplo principal de lo que sucede cuando los hombres controlan su destino. Esto las pone a ambas en el camino de la expiación, promulgando el deseo de ayudar a su barrio de Echo Park así transformando la muerte de Ernesto en algo que inspire cambio.
Los hombres sí lloren: cómo Mi vida loca refuta la masculinidad tóxica
Con la muerte de Ernesto, la necesidad de ser fuerte frente ante la muerte disipa.
Esto es evidente primariamente en Sleepy (Gabriel Gonzalez) cuando rompe en llantos con Big Sleepy (Julian Reyes) al hablar sobre la pérdida en la comunidad. Para los hombres latinos, hay una noción arcaica de que los hombres no lloran ni deben mostrar emociones porque es un signo de debilidad o feminidad. Pero Mi vida loca pone de relieve que no es así y que Sleepy tiene motivos para llorar la muerte de Ernesto.
Se supone que Big Sleepy es la cima de de la masculinidad dentro del barrio, pero a lo largo de esta secuencia, nunca le dice a Sleepy que niegue sus emociones y que “sea un hombre”. Big Sleepy también perdió a su mejor amigo cuando tenía 16 años, y ante esto le dijo, “Pierdes una parte de quien eres dentro de ti”. Esta línea de diálogo fortalece el hecho de que la tristeza no es debilidad, especialmente cuando es Big Sleepy quien lo dice.
Para la audiencia y los personajes de esta película, es una refutación al tema de que los hombres latinos tienen que ser testarudos todo el tiempo. La muerte es un dolor inmenso, y Big Sleepy puede atestar a esto y enviar el mensaje de que la vulnerabilidad es una virtud, pero uno debe encontrar la fuerza para seguir adelante en la vida.
Además, Big Sleepy abraza a Sleepy para consolarlo y silenciosamente lo anima a expresar cualquier sentimiento que tenga mientras llora. En este contexto, Sleepy está lamentando la pérdida de Ernesto y siente que no hizo lo suficiente para salvarlo. Este momento tierno entre ambos hombres es único porque Big Sleepy es una figura paterna, y raramente se ven secuencias como esta en la cinematografía latinoamericana donde hombres sin relación familiar pueden tener un momento como este.
Big Sleepy sabe exactamente lo que está sucediendo con Sleepy y lo anima a lamentar, porque así Sleepy tendrá un autonomía para absolverse y seguir adelante. Como está presentado, Giggles y Big Sleepy son de una comunidad de Echo Park más tradicional, y es evidente que no siguen las normas de género presentes en esa época. Las mujeres no tienen que depender de un hombre para sobrevivir en el barrio, y los hombres no siempre necesitan ser los pilares de fuerza y se les permite llorar.
Romance en el barrio
En términos de emoción, Mi vida loca es exitosa en explorar los matices del amor y las secuelas emocionales. Hay una infinidad de películas de los años 1990s que son exitosas en demostrar la idea de amor familiar, amor platónico, y amor romántico. Por ejemplo, Set it off (F. Gary Gray, 1996) fue exitosa en el amor platónico y amistades íntimos, mientras que Menace II society (The Hughes Brothers, 1993) fue más exitosa por el amor familiar y altruismo.
Pero, Mi vida loca abarca las iteraciones más viscerales del amor.
Hay una intimidad entre Mousie y Sad Girl que es diferente a otras amistades entre las mujeres en el cine y su la reconciliación integra la belleza de esta evolución. Al fin y al cabo, solamente amistades verdaderas pueden sobrevivir las consecuencias de un duelo hasta la muerte. Además, la relación entre La Blue Eyes’ (Magali Alvarado) y Juan Temido “El Duran“ (Jesse Burgo) mientras estaba encarcelado es un tipo de romance que es raramente mostrada en las películas. Hay una conexión que surge cuando el único medio de comunicación es la escritura. Por esto es que La Blue Eyes’ rechazó la angustia que resulta de nunca recibir noticias de alguien con quien uno se ha enamorado. Está cegada por el concepto del amor no correspondido, resultando en ella siempre escribiendo y esperando una respuesta.
Por lo tanto, Mi vida loca es revolucionaria en presentar un esfuerzo romántico que es raramente visto en la cinematografía latinoamericana, mucho menos la cinematografía mundial.
El significado de perder en la película
Entre todo sin embargo, hay una secuencia particular que captura la preocupación general de la violencia pandillera: la pérdida de la inocencia.
Como preámbulo, es presumido que El Duran le robó la camioneta a Ernesto, denominada Suavecito, y los locos pretenden tomar venganza en el baile de River Valley. La Blue Eyes’ siente angustia cuando se da cuenta que El Duran es un mujeriego, y las locas se van del baile para consolarla. Mientras tanto, los locos llegan al lugar, y con otros distrayendo a la seguridad, Sleepy le dispara a Él Duran y este muere. Pero luego es revelado que El Duran nunca había robado la camioneta y que uno de los muchachos del barrio se llevó a Suavecito de paseo significando que El Durán murió por nada.
Al principio, la película termina en una nota positiva, hasta que una camioneta se acerca hacia Sleepy y la hija de Big Sleepy. Una de las mujeres de El Duran busca vengarse por su muerte y saca una pistola, le apunta a Sleepy, y dice, “esto es para El Duran”. Con eso parece que Sleepy va ser otra víctima de la violencia pandillera. Sin embargo, cuando la cámara se aparta y revela el escenario, resulta que la bala no le pegó a Big Sleepy sino a su hija. Big Sleepy se siente totalmente devastado, y la película termina con el funeral de la niña y todos los personajes rindiendo sus homenajes.
Indiscutiblemente, esto es un fin perfecto para la película porque expone la pérdida de la inocencia verdadera. La hija tenía a su vida entera por delante y simplemente estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. Esta acción representa el pináculo de la violencia pandillera en Echo Park porque la mayoría de las veces, hay más casualidades inocentes que víctimas intencionadas. La mujer quiso dispararle a Sleepy, pero en cambio le disparó a una niña pequeña.
Por lo tanto, Mi vida loca demuestra la vida de los chicanos en Echo Park, pero también critica las jerarquías en las pandillas que hacen más daño que bueno. Hay un sentido de pertenencia y familia en las pandillas, donde los miembros veteranos pueden actuar como figuras paternas, específicamente Big Sleepy. Pero, la realidad es que no es una vida piadosa y alguien a quien amas eventualmente podría caer víctima de una forma u otra a la violencia.
Ángel García, quien se graduó en diciembre de 2022 de la Universidad de Nevada, Reno (UNR, por sus siglas en inglés) con un título en inglés, contribuyó con este artículo para Noticiero Móvil.
Este comentario forma parte de la serie especial “Los medios y la representación de los latinos“. En esta sección, Noticiero Móvil publicará artículos de estudiantes de la UNR que se abordan temas en películas y programas de televisión en los que se retratan personajes, cultura y normas latinas. El objetivo es explorar e iluminar cómo la falta de representación latina en los medios de comunicación sigue promoviendo algunas de las prácticas discriminatorias y estereotipadas que afectan a los latinos hasta el día de hoy en los EE.UU.