Justo un año antes de su muerte, el actor Matthew Perry dijo que quería ser recordado no sólo por interpretar a Chandler Bing en “Friends”, sino sobre todo por cómo ayudaba a la gente a superar sus adicciones. Al ver la respuesta del mundo a la prematura muerte del actor, todo resultó ser al contrario. Muchos lloraron no sólo a Perry, sino también la alegría que les proporcionó como Chandler. Perry tal vez siempre será recordado principalmente por su papel del sarcástico y adorable Bing, y en segundo lugar como la persona detrás del personaje. Así ocurre con muchos actores, tanto en la vida como en la muerte.
Este ha sido el caso desde que la estrella irrumpió con su primer papel protagonista en el cine en “Fools Rush In”, una comedia romántica ambientada en Las Vegas, Nevada, protagonizada por Salma Hayek, sobre una pareja intercultural que navega una ruta poco convencional hacia el amor dado a sus diferencias culturales. Perry interpreta a Alex Whitman, un hombre de negocios anglosajón e ingenioso que trabaja para una empresa que construye discotecas. Es así cómo se encuentra en Las Vegas y conoce al personaje de Hayek, Isabel Fuentes, una talentosa fotógrafa mexicana americana que toma fotos de paisajes desérticos.
A pesar de sus ganancias taquilleras, la película no fue bien recibida por los críticos. Sin embargo, y contrario a lo que dijeron los críticos, “Fools Rush In,” (que se puede traducir a: “Los tontos se precipitan”) no es sólo una tonta y tópica comedia romántica sobre cómo “los polos opuestos se atraen”. Esta película tiene mucho de comentario cultural y, a pesar de algunos de sus momentos más estereotípicos, al fin y a al cabo representa aspectos de la latinidad de una manera respetuosa y culturalmente consciente. Simplificar a esta película como solo una comedia romántica más es, sencillamente, una tontería, e impide que se hable de momentos importantes de conciencia (y desconocimiento) cultural sobre los latinos en esta película.
Varios momentos de esta película capturan tendencias de la vida real que han sido observadas por expertos en la idea de latinidad, que es básicamente la esencia de lo que hace a los latinos, latinos. Algunos de estos patrones incluyen los conceptos de familismo y religiosidad, dos temas principales de la película. “Fools Rush In” también aborda explícitamente los estereotipos sobre latinos en los medios de comunicación utilizando momentos incómodos entre los personajes blancos y mexicanos para desacreditar estos estereotipos.
En el libro “The Latino Media Gap: a Report on the State of Latinos in U.S. Media”, de la especialista en medios de comunicación Frances Negrón-Muntaner, una de las principales conclusiones es que “los estereotipos restringen las oportunidades y las percepciones”. Negrón-Muntaner señala cómo las representaciones de los latinos en los medios de comunicación los presentan principalmente como tres cosas: criminales, agentes de la ley y trabajadores con salarios bajos. “Fools Rush In” no cae en esta trampa. En su lugar, presenta a la protagonista latina como una individua: Fuentes es una profesional que fotografía al desierto y los casinos.
La película va un paso más allá de la simple representación de un personaje latino con un trabajo no estereotípico. En vez, aborda explícitamente cómo la repetida representación de los latinos en los medios de comunicación como trabajadores mal pagados afecta a la percepción de los latinos por parte de otros grupos. En una escena, los padres de Whitman aparecen inesperadamente en su casa temporal de Las Vegas y se encuentran con Fuentes. Sin saber que ella es ahora su esposa, suponen que ella limpia su casa. “Eso es lo que yo llamo un ama de llaves”, dijo el papá, cosificando a Fuentes y asumiendo su clase en cuestión de tres segundos.
Este desagradable momento pone de manifiesto el poder de los estereotipos porque impiden que la gente vea a los demás como realmente son. Una crítica de la película del periódico Hamilton Spectator, escrita por Jim Bray en 1997, llegó a señalar que “los cineastas no estereotipan a los hispanos para reírse”. Los cineastas tampoco estereotipan a los hispanos en aras de una escritura perezosa.
“Fools Rush In” recibe la mayoría de las críticas por otros aspectos de su guión, que muchos de sus críticos originales consideraron predecible, perezoso o tópico. Sin embargo, hay que reconocer que no pretendía ser una obra maestra cinematográfica, sino una comedia romántica, que suele ser exactamente lo contrario a lo que muchos considerarían innovador. El propio género exige que el espectador la vea sabiendo ya lo que va a pasar: que los dos protagonistas, a pesar de sus conflictos (y siempre hay muchos conflictos), acabarán juntos al final.
Sin embargo, esto no significa que estas películas no sean una valiosa visión de la cultura. Las comedias románticas son agradables por la forma en que los dos personajes principales acaban juntos, y no simplemente porque acaban juntos. Además, el conflicto en una comedia romántica es también cómo podemos ver que la cultura puede ser el conflicto central, y en “Fools Rush In” es significativo para el tramo.
La tensión central de “Fools Rush In” gira en torno al choque de culturas de las familias de los dos protagonistas. John Petrakis, del Chicago Tribune, ilustra con descaro algunos de estos contrastes paralelos (aunque hay que reconocer que son tópicos) al escribir que “la familia de [Whitman] es fría y protestante, y la de ella es cálida y católica”. Aunque esta representación es quizás un poco superficial porque refleja las ideas generales de la sociedad sobre cómo son las familias mexicanas y anglosajonas, la película acierta en algunas cosas al representar, en las palabras de la académica Kristin C. Moran, la “atención a los miembros de la familia extensa (familismo), así como su deseo de complacer a los mayores mostrando respeto” que Isabel tiene por su familia.
Por ejemplo, en una escena en la que Whitman conoce a la familia de Fuentes en una cena (para que cuando le cuente a su familia que está embarazada, al menos pueda decir que su familia ya conoce al padre), el dice, “no tenía ni idea de que las familias se hablaran durante la cena”. Esta idea de la fría familia anglosajona frente a la cálida familia mexicana se entreteje a lo largo de toda la película. En muchos sentidos, esta representación de los rasgos culturales que la sociedad asocia con las distintas familias no hace nada muy diferente o innovador, manteniéndose dentro de las líneas del status quo. Sin embargo, refleja la estructura unida de muchas familias mexicanas.
A pesar de sus defectos, según la crítica que el famoso crítico de cine Roger Ebert hizo de la película en 1997, “también hay aquí un nivel de observación y comedia humana; la película ve cómo sus dos culturas son diferentes y, sin embargo, comparten muchos de los mismos valores, y en Perry y Hayek encontramos una química que no es evidente a primera vista”. Gran parte del romance real de la película se centra en cómo se alinean los valores de los dos protagonistas, lo que indica que quizás sean sus diferencias las que los hacen similares.
Aunque esta película desaprovecha la oportunidad de hacer una crítica más profunda de la forma en que la sociedad ve las diferencias culturales, nos ofrece un retrato único y en cierto modo refrescante de una latina en una comedia romántica, un género que está demasiado tentado de incluir a las latinas en papeles éticamente sospechosos que giran en torno a criadas que se enamoran de sus jefes.
También nos ofrece dos interpretaciones significativas y memorables, tanto de Perry como de Hayek, que fueron algunos de sus primeros papeles en una gran película en Estados Unidos. A pesar de la imagen positiva que los medios de comunicación ofrecen de las familias mexicanas como faros de calidez, comida sabrosa y conexiones intimas, esta imagen puede resultar repetitiva y reductora. Citando de nuevo a Ebert, “algún día tendremos anglosajones protestantes excitables y mexicanos adustos, pero todavía no”. Hasta entonces, podemos analizar las películas y los medios de comunicación que ya existen, y empezar a contar las historias reales que aún no existen a los ojos de los medios.
Lola Works es una estudiante en la Escuela de Periodismo Reynolds de la Universidad de Nevada, Reno (UNR, por sus siglas en inglés). Ella contribuyó con este editorial a Noticiero Móvil.
Este comentario fue traducido del ingles utilizando DeepL. Fue editado por Claudia Cruz.
Este comentario forma parte de la serie especial “Los medios y la representación de los latinos“. En esta sección, Noticiero Móvil publicará artículos de estudiantes de la UNR que se abordan temas en películas y programas de televisión en los que se retratan personajes, cultura y normas latinas. El objetivo es explorar e iluminar cómo la falta de representación latina en los medios de comunicación sigue promoviendo algunas de las prácticas discriminatorias y estereotipadas que afectan a los latinos hasta el día de hoy en los EE.UU.