A pesar de una identidad cultural única, Talia Guzman siempre acogió el ser diferente, especialmente como estudiante de la Universidad de Nevada, Reno (UNR), donde no siempre encontró su lugar y cómo hacer que su voz resalte entre sus compañeros.
Eso es porque Guzmán encuentra que debe equilibrar su herencia latina y judía, cada una con su propio conjunto de creencias y valores. Ha sido un reto, pero sin embargo, es uno que ella ha aceptado voluntariamente.
Aún así, para Guzmán, esto no es una carga, sino una oportunidad para inspirar a otras niñas y mujeres a abrazar sus seres auténticos y compartir sus identidades únicas. Por esta razón, la estudiante de último año de la UNR, pasa muchas horas participando en programación que promueve la diversidad dentro y alrededor del campus, incluyendo su participación en un documental reciente sobre el tener identidades múltiples integradas como parte de su ser.
Mario Jiménez: Empecemos por conocerte un poco mejor. ¿Qué hay en tu lista de reproducción? ¿Qué canciones escucha?
Talia Guzman: Me gusta la música indie ahora mismo. ¿Puede que te resulte familiar la banda “Wallows”? Acaban de lanzar una nueva canción y vienen a Las Vegas en agosto. Me gusta también esta banda llamada “Hers”. No están sacando ninguna música [ahora mismo.] Y Bad Bunny. ¿Qué más puedo decir?
Jimenez: ¿Cómo se conocieron tus padres?
Guzman: Es una historia chistosa. Mi padre vino aquí como un adulto joven para vivir con su hermano mayor, quien ya tenía hijos pequeños. Estaban inscritos en un programa de Head Start, donde mi mamá era la maestra. Un día mi padre fue a recoger a sus sobrinas a la escuela. Vio a mi madre y pensó que era bonita, entonces arqueó sus cejas de un modo coqueto. Luego ella le preguntó a sus compañeros de trabajo: ¿”Quién es ese padre? Ese [que] está coqueteando conmigo. Ese hombre que está aquí recogiendo a sus hijos. Qué está haciendo”? Le respondieron, “no, esas son sus sobrinas. Es su tío, está soltero. Él piensa que que eres linda”. Como él era amigo de sus compañeros de trabajo fue invitado a una fiesta de despedida. Allí se conocieron y se llevaron bien. Entonces empezaron a salir.
Creo que la gente me mira y sabe que no soy blanca. ¿Verdad? Quiero apoyarme en eso y compartir mi experiencia latina y judía. Ser una judía latina es muy especial para mí.
Talia Guzman
Jiménez: Tuviste una bat mitzvah al estilo quinceañera. ¿Puedes explicar más cómo funcionó eso?
Guzman: ¡Mis frijoles y arroz bat mitzvah! Una bat mitzvah es un rito judío para niñas de 12 o 13 años (según lo que haga su comunidad). Yo tuve la mía a los 13 años de edad. Fue la primera vez que leí del Torá, un texto sagrado, delante de mi comunidad. Pero como la familia de mi padre es católica mexicana, estaban en contra de todo [porque la ceremonia me convertiría en judía, y no en católica]. No habían pensado que eso no era algo que la hija de su hijo iba a terminar haciendo. Por eso, y porque yo quería honrar a mis abuelos y cumplir sus expectativas, introduje aspectos de la celebración [de quinceañera] y las mezclé con la tradición religiosa de la parte judía de mi familia. Me vestí con un vestido muy abombado. Tenía ganchos de los dientes tan feos que resultó ridículo. Los trece años es una edad muy incómoda. Quince es mejor, pero los 13 fue cuando ocurrio esto.
Jiménez: ¿Puedes decir que alcanzaste la mayoría de edad dos veces?
Guzmán: Bueno, yo no tuve una fiesta para mis quince años porque las quinceañeras están asociadas a la cultura católica y es una ceremonia de mayoría de edad para las niñas, ¿no? Históricamente, las familias ricas presentaban a sus hijas y cuando llegaban a la mayoría de edad era su debut social, y ya te podías casar. La corte es compuesta de tus amigos o tus primos, que tradicionalmente habrían sido solteros elegibles, así que esa chica podría haber acabado casándose. No somos católicos, así que no hicimos la parte religiosa.
Jiménez: ¿Cree que las diferencias de tus padres causó alguna controversia?
Guzmán: La primera vez que le dijeron a sus familias con quién estaban saliendo, todo el mundo dijo: “O, ¿qué eres? ¿De qué estás hablando”? Como los padres de mi madre son judíos asquenazíes del este de EE.UU.: mi abuela, la madre de mi madre, creció en Richmond, Virginia. El papá de mi mamá es de Key West, una isla al costado de Florida, el punto más sur del país a 90 millas de Cuba. Así que ambos ambientes son muy diferentes a México central, donde creció mi papá. Por suerte, no han habido rarezas en la familia. Ambas partes se caen muy bien. Siempre preguntan el uno por el otro porque mis abuelos siguen en la costa este, y los otros están en México, así que no se ven a menudo. Pero cada vez que hablamos, siempre preguntan por el otro por teléfono, quieren asegurarse de que todo va bien, y envían buenos deseos. Ha sido muy bonito. Y ha sido divertido crecer con dos grupos diferentes [de abuelos]. Ser una persona de una tercera cultura y poder mezclarlas es excelente.
Jiménez: ¿Por qué participastes en el documental People of the Pack (POP) CULTUR?
Guzmán: Uno de los miembros del equipo me preguntó si podía compartir una encuesta inicial conmigo. Yo era la presidenta del Multicultural Greek Council – un consejo de hermandades estudiantiles. Me preguntó si compartiría la información con los miembros del grupo. Luego me dijo: “Estamos grabando un documental. ¿Te interesaría compartir tus respuestas a la encuesta”? Respondí “sí” en el pequeño cuestionario, y entonces me dijeron: “O, estamos listos. Vente, siéntate y empieza a hablar”.
Jiménez: ¿Qué significan estas identidades culturales según las definiciones del diccionario?
Guzmán: Primero, el diccionario es muy fijo, ¿no? Es súper reduccionista para ser [un libro] con términos políticamente correcto, y todo eso. Pero, para los judíos asquenazi, se refiere a un tipo de judaísmo de gente que vive en Europa del Este. Asquenazi se refiere explícitamente a Alemania, pero también a Lituania, Polonia, Bielorrusia, Rumanía, Rusia y Europa del Este. También están los judíos mizrahi, que son del Medio Oriente, incluido Israel, describiendo aquellos que se hubieran quedado y nunca salido de Israel. También hay judíos sefardíes y betaisraelíes de la India, África y España. Así que mi judaísmo es como el que se ve aquí típicamente, como la gente con abrigos negros y con los rizos laterales. Aún así, dentro de eso, soy una judía reformada. Entonces, religiosamente tengo una mentalidad más liberal, se podría decir, también con respecto al ser mexicana, mitad indígena del centro de México y luego mitad española.
Jiménez: ¿Cómo defines estas culturas?
Guzmán: Creo que, para mí, se trata sobre todo del día a día, como un conjunto de creencias, como directrices. Me despierto y esto es lo que voy a hacer. Es como voy navegando por el mundo. Para mí, el judaísmo es religioso y cultural. Mi identidad mexicana también se basa en la cultura, la nacionalidad y la etnia. Todas son ligeramente diferentes.
Jiménez: ¿Te siente orgullosa de ser latina? Si no es así, ¿qué hay de tus otras identidades?
Guzmán: Sí, tengo un sentimiento de orgullo y 100 por ciento por ambas. Mucha gente siente que, en lo que se respecta a las estadísticas, soy mitad esto, mitad aquello. ¿Pero cómo puedes dividir eso? ¿Eres 100 por ciento esto y 100 por ciento aquello? No tengo el privilegio de ser algo que no soy, que es otro tema. Creo que la gente me mira y sabe que no soy blanca. ¿Verdad? Quiero apoyarme en eso y compartir mi experiencia latina y judía. Ser una judía latina es muy especial para mí.
Jiménez: ¿Cómo te han influido las mujeres latinas en la sociedad?
Guzmán: Una de las mujeres que me pareció interesante en el instituto fue Dolores Huerta. Ella está con el movimiento de los trabajadores agrícolas, como César Chávez. Es muy interesante. En la escuela secundaria, estaba siguiendo bastante a Alexandria Ocasio-Cortez. Me caía bien. Con el paso del tiempo, ahora tenemos algunas diferencias personales. Pero no puedo señalar a una mujer en concreto a la que tenga como ídolo. Todavía no he tenido el privilegio de tener demasiadas mentoras latinas. Mi rabina era una mujer cubana, como étnicamente entre comillas “cubana”. Era alguien a quien admiraba como profesional y también como mujer judía de ascendencia latina.
Jiménez: ¿Qué consejo le daría a los alcaldes de Reno y Sparks sobre cómo involucrar a la comunidad latina de la zona? ¿Y también a la comunidad judía?
Guzmán: Varias veces he hablado con la alcaldesa de Reno. La he visto en la comunidad. Ella necesita contratar a más personas de las comunidades que representa. Como presidenta y directora del Multicultural Greek Council sé que hemos tenido algunas personas de herencia latina que han venido a ver de qué se trata el consejo. Me gusta el servicio comunitario que hacemos y nuestro impacto en la comunidad. Creo que este tipo de cosas ayudan a involucrar a las poblaciones desatendidas o menos representadas. Lo mismo ocurre con los funcionarios universitarios, ¿no? Igual que con los profesores, funciona mejor cuando los responsables coinciden con las personas a las que sirven.
Jiménez: ¿Qué está en la mira para los estudiantes latinos con identidades multiculturales?
Guzmán: A medida que la universidad se haga más diversa, no sólo con más alumnos, sino también con más alumnos de color o mestizos, quiero que todos se sientan cómodos expresando todos los aspectos de su identidad. Cuando empecé, sentí mucha presión para elegir una u otra identidad, sobre todo a medida que me movía en diferentes entornos. En el espacio en que me presento como latina y en el que me presento como judía, soy ambas cosas en todo momento. [Deseo] que la gente venga a UNR en el futuro y sea ambas cosas, o tres, cuatro o cinco a la vez. Eso fortalecerá el campus, y la gente tendrá una mejor experiencia si no siente que debe ocultar partes de su persona. La gente quiere ser aceptada por lo que es y poder aportar sus perspectivas específicas, especialmente en un espacio académico. Es muy valioso poder mantener conversaciones en las que la gente aporte esas perspectivas diferentes.