Por Stephanie Lamas
Guadalupe Piedra de 43 años y originaria de Durango, México se mudó a los Estados Unidos a los 24 años, después de que su esposo, ciudadano americano, empezara a trabajar en Reno, Nevada. Guadalupe llego al país con su esposo y su hijo Joey de cinco meses de edad, y con la ayuda de un coyote.
“Mi esposo me había dicho que íbamos a vivir en los Estados Unidos tres años y después íbamos a regresar [a México]. Pero cambiaron nuestros planes porque nacieron los niños y empezaron a ir a la escuela así que pensamos en quedarnos para que ellos pudieran estudiar aquí”, dijo Guadalupe.
En 2014, Guadalupe decidió solicitar su ciudadanía estadounidense. Ella no pudo obtenerla y el 16 de diciembre 2014 fue deportada a Tijuana, México.
“Tuve la cita en migraciones porque yo estaba en proceso de arreglar mis papeles pero me negaron la ciudadanía debido a la forma en que ingresé a los Estados Unidos. La señora que me estaba entrevistando me pidió que me quedara un momento y cuando regresó, vino con unas personas que me esposaron y me llevaron”, dijo Guadalupe.
Después de unos días, su esposo y sus dos hijos se mudaron a México para vivir con ella.
La página oficial de U.S. Immigration and Customs Enforcement informa que Guadalupe fue uno de los 240,255 inmigrantes deportados por ICE en 2016.
El 16 de diciembre del corriente año, se cumplirán tres años desde la deportación de Guadalupe Piedra. Desde entonces sus dos hijos, Wendy de 18 años y Joey Piedra de 19 años de edad, se enfocaron en sustentar económicamente a su madre desde Reno, Nevada.
En enero de 2017 falleció José Piedra, el esposo de Guadalupe. Su esposo había sido el sostén económico de la familia y luego de su fallecimiento, la familia estaba desamparada. Los hijos, Joey y Wendy, tomaron la iniciativa y empezaron a trabajar para mantener a la familia.
“The way my parents taught us to be is that if you know someone who needs help, that means you help them. She being my mom, I think that’s mostly the reason. I can’t even imagine not trying to help her as much as we can”, Wendy said.
Nuestros padres nos enseñaron que si conocías a alguien que necesitaba ayuda, eso significaba que había que ayudarlos. No puedo imaginarme no ayudar a mi mamá los mas que podamos”, dijo Wendy.
Joey y Wendy, ambos ciudadanos americanos, se mudaron de vuelta a Reno, Nevada a fin de encontrar empleos que les permitieran ayudar a su madre con los gastos. Wendy encontró trabajo de cajera en un restaurante en el Grand Sierra Casino y Resort, y Joey en una compañía local de construcción donde instala adoquines.
Ambos trataban de enviarle a su madre por lo menos $500 mensuales, y dependiendo de la cantidad de dinero, la mitad de su sueldo . Sin embargo, esto no los detuvo ya que ellos creen que es su deber como hijos es ayudar a su madre.
“Mi papá siempre había sido alguien muy responsable. Siempre daba todo para la familia y siempre nos mantuvo”, dijo Joey. “Yo sé que si mi papá estuviera aquí, entonces el estaría feliz viendo que estoy tomando responsabilidad de mi familia como debe ser”.
Según Migration Policy Institute, la primera generación de niños como Joey y Wendy siente la obligación de ayudar a sus familias de cualquier forma posible. Guadalupe ha empezado su negocio de repostería en su casa de México, vendiendo pasteles de queso a personas de la zona, pero no ha podido expandir su negocio lo cual le dificulta su habilidad de ganar dinero para vivir.
“It’s kind of hard to find a job in Mexico just because where my mom is from older people don’t really get jobs as easily. Most older people work selling candy and stuff like that,” Wendy said.
“Es un poco difícil conseguir un trabajo en México porque en donde vive mi mamá, la gente mayor no consigue un trabajo fácilmente. La mayoría de la gente trabaja vendiendo dulces y ese tipo de cosas”, dijo Wendy.
Joey trabaja 10 horas diarias, cinco días a la semana, mientras su hermana trabaja 40 horas por semana. Wendy no estudia así puede trabajar más horas. Wendy soñaba con ir a una universidad pero tuvo que posponerlo debido al trabajo y por problemas económicos. Mientras tanto, Joey sueña con viajar y conocer el mundo pero no ha podido ya que está preocupado por su mamá.
Es difícil porque muchas veces estás entre hacer esto o viajar, estudiar y continuar la educación. Me gustaría mucho viajar a diferente lugares”, dijo Joey. “Pero tarde o temprano todos crecemos. Me hace feliz saber que mi mamá no tiene que estar luchando como otras personas que están en nuestra situación. Alguna veces hay que madurar y tomar responsabilidad y seguir adelante”.
Gracias a su duro trabajo, Wendy ya está en el proceso de asistir a Truckee Meadows Community College donde ella planea estudiar educación infantil. Wendy vive con la esperanza de que FAFSA la pueda ayudar con los gastos que implican estudiar mientras ella se encarga de su mamá. Después de terminar sus estudios, Wendy planea quedarse en los Estados Unidos ya que aquí es donde ella creció y están sus amigos. Pero le gustaría tener más oportunidades de visitar a su mamá.
Aunque al principio Joey decidió quedarse en los Estados Unidos, él ya se imagina vivir en México cerca de su mamá. Le fascina la vida simple y calma de México y extraña estar cerca de su familia.
Wendy y Joey ya tienen planes para el futuro pero ambos han decidido que no importa lo que pase ya que siempre estarán para ayudar a su mamá.