Es posible que tengamos miembros racistas en nuestra familia, aunque no queramos admitirlo. Nuestra abuelita podría no darse cuenta cuando señala a cada afroamericano que pasa y siente la necesidad de comentar. O el tío que tiende a asumir que la transgresión de alguien está relacionada con el color de su piel o su raza.
Mientras que los miembros de la comunidad Latinx llaman atención a la brutalidad policial tras las muertes de George Floyd y Breonna Taylor, también han aprovechado la oportunidad para abordar el racismo y su malvado primo, el colorismo, dentro de la población latina. Por lo tanto, los latinos en Reno o cualquier otro grupo étnico que desee aprender más sobre cómo criar a hijos que piensan en la igualdad de razas pueden comenzar con los libros disponibles en el Sistema de Bibliotecas del Condado de Washoe.
¿Pero cómo es que los latinos pueden ser racistas? Después de su llegada al Nuevo Mundo en 1492 a los españoles no se les conocía por su amabilidad o aprobación de las diferentes poblaciones indigenas de la región. Similar al destino de los nativos en los Estados Unidos, muchos indígenas murieron por enfermedades, por exceso de trabajo, los que se rebelaron fueron masacrados, y algunos, incluso, fueron esclavizados.
El resultado de la violación de las mujeres indígenas y africanas por los colonizadores fue el nacimiento de niños mixtos y el inicio de una jerarquía basada en el color de la piel, o colorismo, como lo acuñó por primera vez la profesora Alice Walker en 1982 en los círculos académicos. Hasta el día de hoy, restos de las gráficas que muestran los nombres de las diferentes pigmentaciones de la piel se siguen utilizando para categorizar y oprimir a los indígenas de América Latina — que tienen una tez más morena –, así como a los descendientes de los esclavos, por lo general personas con piel más oscura o negra.
Las influencias de esta mezcla interracial en América Latina se ven todavía hoy en la música, la comida e incluso las religiones que trajeron los esclavos a países como República Dominicana, Cuba y Puerto Rico.
Una llamada a ser anti-raPara dar a conocer mejor a los latinos que no son de piel blanca, a lo largo de los años ha habido un impulso para destacar las obras de los afro-latinos. A través de estos esfuerzos el objetivo ha sido promover la diversidad de los pueblos latinos e inculcar el orgullo en las generaciones futuras.
Como parte del llamamiento por el movimiento Las Vidas Negras Importan (Black Lives Matter como se conoce en inglés), muchos Latinx buscan convertir a los miembros de nuestra comunidad en antirracista y a rendir cuentas por nuestras acciones racistas. Y como parte de ese esfuerzo es resaltar a nuestros iconos afro latinos como la difunta Celia Cruz, la actriz Zoe Saldana y el ex atleta David Ortiz, entre muchos otros.
A pesar de la discriminación que continúa hacia los afro-latinos, nuevas generaciones de latinos — como los de la generación Z — no pierden el tiempo por Twitter para avergonzar a otros y hasta a sus propios familiares por su comportamiento racista.
Aunque este puede ser uno de los pasos que podría crear un cambio, la acción también puede ser inútil si las generaciones más jóvenes no aprenden a ser antirracistas. Esta educación proviene al aprender nuevamente la historia completa de los Estados Unidos y también la de sus propias culturas. Si los jóvenes lo hacen, hay una posibilidad de mejorar el futuro de los latinos en todas partes del mundo.
Los niños suelen ser comparados con las esponjas por la cantidad de conocimiento que absorben en su entorno. Una forma de iniciar una conversación sobre “raza” y ayudar a establecer una mentalidad positiva sobre el tema es leyendo libros que se centren y hablen sobre el ser diferente y respetar las culturas distintas a la propia.
A continuación agrupamos unos libros, algunos disponible por via del Sistema de Bibliotecas del Condado de Washoe y para comprar en línea, que ponen en marcha ideas sobre cómo ser un antirracista:
- “My Feet are Laughing,” by Lissette Norman
- “Down by the River,” by Grace Hallworth
- “Bad Hair Does Not Exist/Pelo Malo No Existe,” by Sulma Arzu-Brown
- “Sulwe,” by Lupita Nyong’o
- “Islandborn,” by Junot Diaz
- “My Name is Celia/Me Llamo Celia,” by Monica Brown
- “Drum Dream Girl,” by Margarita Engle
- “Celia Cruz, Queen of Salsa,” by Veronica Chambers
- “Isabella’s Hair and How She Learned to Love It,” by Marshalla Soriano
- “Niñas Bellas,” by Dania Peguero
- “Miles Morales Spiderman,” by Jason Reynolds
- “Dreamers,” by Yuyi Morales
- “Separate is Never Equal,” by Duncan Tonatiuh
- “Patina,” by Jason Reynolds