En el patio de un club nocturno de Sparks, máscaras de fantasía se pueden ver en las paredes, seguidas por una figura de 2.5 metros de altura de La Catrina, el elegante esqueleto representativo del Día de los Muertos en México.
Las coloridas criaturas y el nuevo local son el punto de encuentro de un empresario de Reno y un artista de la República Dominicana. Las carreras de ambos, que comparten una herencia común, tomaron nuevos rumbos después de la cuarentena por COVID-19 del año pasado.
Uno de ellos inició un negocio en condiciones adversas; y el otro descubrió una nueva forma para demostrar su arte y talento.
De soldado a empresario
Rafael Pineda, de 26 años, sirvió cuatro años en el Ejército y otros cuatro como teniente primero de la Guardia Nacional de Nevada mientras trabajaba para Microsoft Corp. en Reno. Era un buen trabajo, pero soñaba con tener algún día un club nocturno. Entonces llegó la pandemia.
“Estaba muy cansado de trabajar en casa”, dijo Pineda, que ahora es propietario del Oak Room Lounge, en 1955 Oddie Boulevard. “Así que di el paso”.
Los propietarios desconfiaban de alquilar a un joven que iba a abrir un negocio de servicios en plena cuarentena. Entonces dio con el antiguo edificio de Shakey’s Pizza en Sparks, que llevaba más de un año vacío. Hizo el trato y abrió el salón en diciembre, por debajo del límite del 25% de capacidad vigente en ese momento.
“El límite subió al 50 por ciento en febrero y eso fue un alivio”, dijo Pineda. Cuando el clima empezó a mejorar, trabajó para reestructurar el patio exterior del club. Quería decorarlo con obras de arte que fueran únicas, pero que complementaran la temática y música latina/caribeña del local.
La conexión
Cuando el padre de Pineda visitó recientemente Reno desde la República Dominicana, mencionó a su amigo, Luis Rivas, un destacado artista y escultor dominicano. Rivas se interesó y vino a Reno en junio. Pasó tres semanas transformando el patio del Oak Room Lounge en una galería de entidades extrañas y fantásticas, todas ellas hechas de plástico reciclado.
Convertir los desechos en arte y enviar un mensaje sobre el reciclaje es el objetivo de Rivas. El artista es famoso en la República Dominicana por sus esculturas públicas, sus diseños de trajes y coronas para las concursantes de Miss Universo del país, y sus elaboradas carrozas y máscaras tradicionales que forman parte esencial de la celebración anual del Carnaval del país en febrero.
El año pasado, mientras la pandemia mantenía a la gente en cuarentena y los planes de proyectos artísticos y festivales en el limbo, Rivas empezó a volverse loco.
“No tenía trabajo, ni proyectos, ni ingresos”, dijo Rivas a través de un traductor. “En abril, empecé a mirar por la casa y vi una jarra de plástico de un galón. Fue una idea espontánea”.
Las máscaras elaboradas son una parte importante de la celebración del Carnaval en la República Dominicana, explicó, y cada región tiene sus propios personajes tradicionales sacados de la religión, el folclore y la rica historia de la nación. Rivas utiliza la madera, el vidrio o el metal cuando hace máscaras para la celebración, pero no había trabajado antes con plástico.
Reinventarse
Cortó la jarra de plástico vacía, haciendo un agujero para la cabeza y aberturas para los ojos. Su imaginación tomó el control. Desmenuzó bolsas de plástico y estrujó las tiras para hacer “plumas”. Utilizó los bordes de plástico de los espejos pequeños para acentuar la cara de la criatura. El fieltro se convirtió en los cuernos de un demonio.
Rivas filmó el proceso y puso el vídeo en Internet. “Seguí adelante, haciendo una máscara cada día”, dijo. “Seguí añadiendo cosas cada día y filmando el proceso”.
Personas de todo el mundo fueron cautivados por el arte de Rivas. Niños de Europa, Sudamérica y Estados Unidos encontraron los vídeos en Internet, se hicieron con jarras de plástico y copiaron la técnica de Rivas. Empezó a recibir vídeos de niños que mostraban sus propias máscaras mágicas hechas con cosas que habrían acabado en un vertedero.
Este año, el artista organiza talleres infantiles desde Massachusetts hasta la Unión Europea, en los que enseña a los niños a crear arte a partir de objetos cotidianos y de su propia imaginación. Pintó las máscaras que hizo durante la pandemia para darles un aspecto más suave y elegante, dijo, pero las máscaras y la estatua de La Catrina en el patio del Oak Room Lounge están intactas de pintura.
Un mensaje a través del arte
“Dejé las del Oak Room Lounge al natural”, dijo Rivas. “Puedes ver de qué está hecho cada uno… Muestra que no hay necesidad de materiales caros. Muestra a la gente que puede usar lo que está disponible para hacer arte. Al mismo tiempo, es un mensaje sobre el reciclaje y el respeto al medio ambiente”.
Pineda dijo que está satisfecho con el resultado.
“Fuimos por todas partes recogiendo basura, desde viejas muñecas Barbie y juguetes hasta un silenciador de uno de mis viejos carros”, dijo. “Simplemente, todo se unió”.
Aunque el tema caribeño domina el club, la estatua de La Catrina se incluyó porque es una figura muy familiar para los latinos locales, muchos de los cuales tienen sus raíces en la cultura de México. En la inauguración del patio, el 8 de junio, los invitados estudiaron las máscaras y observaron los diversos objetos reutilizados que ahora forman parte de la decoración.
Pineda recorrió desde el patio hasta la pista de baile, pasando por el salón y volviendo a dar la bienvenida a sus invitados. Ha sido una larga y tediosa pandemia, dijo, pero hay mucho que celebrar este verano.
“Lo vamos a conseguir”, dijo.
Este artículo fue adaptado al español por María Palma de Noticiero Móvil, a partir de su versión original en inglés publicada el 25 de junio de 2021, por Frank X. Mullen para Reno News & Review.