Durante la mayor parte de su vida, Ernest Block se las ha arreglado para mantenerse un paso por adelante de los sin techo. Cuando tenía 9 años, sus padres se apresuraron a buscar un nuevo lugar para vivir después de que su abuela vendiera el rancho familiar. De adulto, cuando sus costos de alquiler superaban sus ingresos, encontró amigos dispuestos a acogerlo como compañero de casa. En otras ocasiones, obtuvo refugio al cuidar a un familiar enfermo.
Luego, hace como diez años, encontró Nystrom House, a la sombra del Hotel Casino Sands Regency del centro de Reno. El alquiler era asequible. Por US$450 dólares al mes, tenía una habitación con cocina y baño compartidos.
Para Block, la casa de ocho habitaciones de la calle de Ralston, aunque envejecida y ya no tan esplendorosa y grandiosa como en su mejor época, llegó a ser un oasis en un barrio ajetreado, y a menudo duro, en el extremo occidental del centro de la ciudad. Los árboles frutales protegían el patio trasero de las luces de los casinos cercanos. Cuando volvía a casa de su trabajo como lavaplatos, el gato del barrio lo esperaba. Block se tumbaba sobre el césped y la dejaba acurrucarse en su pecho.
“Me gustaba ese lugar”, dijo. “Se sentía como un hogar”.
A finales de 2016, el propietario de un casino de otro estado, Jeffrey Jacobs, empezó a comprar propiedades en los alrededores de Nystrom House: terrenos baldíos, casas abandonadas, mansiones históricas, un taller de reparación de coches, una tintorería, una capilla de bodas, un bar del barrio, una gasolinera. También moteles, muchos moteles. Al cabo de unos meses, Jacobs también era dueño de Nystrom House.
Entonces, mientras Block y sus compañeros de casa observaban, Jacobs comenzó a demoler esos establecimientos. Primero cayeron el Carriage Inn y el Motel Donner Inn. Luego el Stardust Lodge. Les siguieron el Keno, El Ray y el Star of Reno. Los moteles, anticuados ya por décadas, habían servido de vivienda de último recurso para cientos de personas con ingresos extremadamente bajos y pocas opciones. Jacobs despejaba el camino para lo que sería un distrito de entretenimiento de US$1,800 millones de dólares anclado por sus dos casinos, según lo que informó.
A mediados de 2018, la administradora de propiedades de Jacobs llevó a cabo una junta con los inquilinos de Nystrom House. Ofreció comida gratis y les dijo que tendrían que encontrar nuevos lugares para vivir. También dijo que les ayudaría.
Block, al igual que otros cientos de personas que vivían en moteles y casas de huéspedes que adquirió Jacobs en los últimos cinco años, entró súbitamente al brutal ámbito de la escasez de viviendas asequibles del estado de Nevada, una crisis que se encuentra entre las más graves del país para inquilinos con ingresos extremadamente bajos, según la Coalición Nacional de Vivienda de Bajos Ingresos.
A través de una investigación de ProPublica se descubrió que las políticas locales y las exenciones fiscales federales han acelerado la demolición de moteles y otras propiedades en las que viven residentes con ingresos extremadamente bajos, al mismo tiempo que se ha hecho poco para ayudar a quienes han perdido sus hogares. A diferencia de otras ciudades, Reno no cuenta con una política que impida la demolición de viviendas asequibles, ni tampoco requisitos para sustituir las unidades perdidas. Una vez que estas viviendas desaparecen, la situación permanece de esa forma.
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Este reporte especial fue escrito por Anjeanette Damon, con fotografía por David Calvert, para ProPublica el 15 de noviembre 2021, y compartido con Noticiero Móvil.