Los estudiantes atletas de color que sueñan con jugar a nivel universitario se enfrentan a la dura realidad de que la mayoría de los campus se encuentran en ciudades predominantemente blancas, como Reno. Encontrar un sentido de pertenencia puede ser difícil, pero muchos encuentran un santuario en un espacio privado, los vestidores. En algunos casos estos se convierten en su escape al racismo.
Stephanie Serrano de KUNR tiene esta historia.
Si no eres una persona blanca y entras a un restaurante, a una cafetería o incluso a un almacén en Reno, las posibilidades de que seas la única de otra raza son bastante altas. Esas posibilidades aumentan si eres negro. Esto es porque según los datos más recientes del censo, solo el 2.7 por ciento de las personas que viven en Reno son negras.
Cuando Lawson Hall visitó Reno por primera vez en 2015, antes de ser reclutado por el equipo de fútbol americano de la Universidad de Nevada, vivió de primera mano esta experiencia. Cuenta que al entrar a un restaurante Dennys con su madre, notó que sólo había gente blanca y se dio cuenta que su vida aquí sería muy diferente.
La mayoría de la población de UNR es predominantemente blanca y solo el 3.3 por ciento del cuerpo estudiantil es negro, pero en lo que respecta al equipo de fútbol, más de dos tercios de los jugadores son negros.
Hall es un líder nato en el equipo. Recientemente fue incluido en la lista de candidatos al Trofeo Wuerffel, un premio otorgado cada año a jugadores ejemplares no solo en la cancha sino también en sus estudios y en la comunidad. Se graduó de la universidad con una licenciatura en ciencias y ahora cursa una maestría en administración de empresas. Él es uno de tres estudiantes negros en su programa de posgrado.
Dice que la discriminacion racial no es nada nuevo ni dentro del salón de clase ni en el campo. Cuenta que como algunos aficionados gritan improperios racistas durante el juego, él ha aprendido a identificar de quienes se tiene que proteger.
¿Su estrategia? Mantenerse alejado o simplemente ignorar los comentarios. Como atleta ha tenido que reprimir su voz y como jugador de fútbol americano ha sido enseñado a mantenerse alejado de temas políticos y de las redes sociales. Hasta este año.
En medio de las protestas nacionales por el racismo sistémico y la brutalidad policial, el personal de su equipo le pidió a Hall que escribiera un mensaje mostrando su apoyo al movimiento Las Vidas Negras Importan (o “Black Lives Matter” en inglés). En lugar de una declaración, decidió hacer un video exponiendo las injusticias raciales que él y sus compañeros de equipo han vivido.
Su video generó sentidas conversaciones entre los entrenadores y los jugadores de Nevada que por primera vez se dieron cuenta del racismo que algunos enfrentan en el equipo.
El coordinador de defensa, Brian Ward, dijo que esta experiencia fue fundamental para abrir el diálogo con los entrenadores, porque mucha gente tiene miedo de lo que no sabe. Nacido en Minneapolis, a Ward le duele su ciudad al recordar los paseos en bicicleta de su infancia por la misma calle donde este verano un oficial de policía se arrodilló en el cuello del afroamericano George Floyd durante muchos minutos, mientras él repetía que no podía respirar.
Devin Gray, un jugador del equipo profesional los Atlanta Falcons, cuenta que en su plantilla hay verdaderos aliados de la justicia social: desde los dueños que han donado dinero al movimiento de los afroamericanos, hasta los entrenadores que han protestado en las calles.
Nacido en Reno, Gray recuerda que su escuela secundaria estaba bastante segregada, no fue hasta llegar a la universidad para jugar con los Cincinnati Bearcats que se dio cuenta de que el color de su piel no siempre era bienvenido.
Hoy Gray vive en Atlanta, Georgia, cerca de Brunswick, la ciudad donde Ahmaud Arbery fue asesinado a tiros por tres hombres blancos mientras corría, solo tres meses antes del asesinato de George Floyd. Dice que es en esta zona de suburbios donde los residentes locales no ven a personas de diferentes razas y etnias (gente de color) todos los días, lo miran raro y se incomodan con su presencia.
Gray reconoce que es en este mundo donde criará a su bebe recién nacida, a quien bautizó Journey. Planea enseñarle sus derechos desde muy joven, pero espera que para el tiempo que ella alcance la edad de su padre, las cosas hayan cambiado.
Este artículo es parte de nuestra colaboración con la radio pública KUNR. La versión original en inglés fue escrita por Stephanie Serrano, una alumna de Noticiero Móvil, el 13 de agosto.